La aplicación de plasma rico en plaquetas es una opción terapéutica para la regeneración de tejidos que ha ayudado a recuperarse a numerosos deportistas de élite. Pero esta es una terapia accesible para todas las personas.
El tratamiento de las lesiones deportivas ha encontrado a una gran aliada en la terapia del plasma rico en plaquetas. La intensidad del ejercicio, la falta de especialización o técnica o un proceso degenerativo, puede provocar gran dolor y un gran desgaste en las articulaciones.
Con el plasma rico en plaquetas – PRP – se acelera, o se reactiva, la reparación del tejido que se ha dañado y de esta forma desaparece el dolor y se puede volver a un buen nivel de entrenamiento o, sencillamente, a llevar una vida normal.
En España, en torno al 18 por ciento de la población vive con dolor crónico y en la mayor parte de los casos, se debe a problemas musculo esqueléticos. Una de las patologías que provoca este dolor es la artrosis y afecta al 10 por ciento de la población en España, especialmente a las mujeres mayores de 55 años.
Son numerosas las recomendaciones que se pueden hacer para lograr detener el dolor y el desgaste del cartílago que lo provoca: controlar el peso, mantener buenos hábitos posturales, hacer ejercicio, entre otros. Pero si tenemos en cuenta que esta enfermedad puede ser degenerativa, lo ideal es devolver al organismo su capacidad para regenerar los tejidos dañados.
Donde la medicina regenerativa ofrece soluciones con técnicas sencillas y sin efectos secundarios es precisamente en la terapia del Plasma rico en plaquetas.
¿En qué consiste la terapia del PRP?
Los factores de crecimiento son sustancias presentes en las plaquetas y que ayudan a la regeneración articular. El organismo tiene su propia capacidad de regeneración y los factores de crecimiento llegan en el torrente sanguíneo a todos los tejidos.
Cuando hay una lesión y la sangre no llega a la zona dañada, se extrae plasma de la sangre del propio paciente y se aplica directamente en la zona a tratar. Los resultados más visibles son la recuperación de la movilidad y la desaparición del dolor. La regeneración total de la zona dañada depende de otros factores, además de la aplicación correcta del PRP y las terapias que aceleran la capacidad de bioestimulación.
El éxito del tratamiento depende del tipo de lesión – si es aguda o si se trata de una artrosis o enfermedad crónica- y de las características del paciente. Además, hay una serie de factores de riesgo a tener en cuenta como el deporte o la obesidad.
Las rodillas ¿principales víctimas del running?
En una época en la que ponerse unas deportivas y salir a correr no había estado tan de moda, tenemos que decir que este deporte no es para todo el mundo. Sin embargo, hay buenos motivos para recomendar este ejercicio, sobre todo si la alternativa es no hacer nada.
Las enfermedades derivadas del sedentarismo parecen estar por encima de las consecuencias negativas que puede tener este deporte para la salud, siempre que lo practiquemos con seguridad. Para ello se recomienda tonificar la musculatura, hacer estiramientos adecuados o marcar la pisada de manera correcta, además de iniciar el entrenamiento de manera progresiva.
En personas sanas, el running tiene beneficios como la pérdida de peso o la lubricación de las articulaciones. Por tanto, más que significar una amenaza, correr puede ser una buena práctica para tus rodillas.
Si aun siguiendo todos los consejos sufrimos un desgaste en el cartílago, lo mejor es no esperar a que la lesión avance y seguir un plan de tratamiento. La terapia con PRP te ayudará a acelerar la regeneración de cartílago y al mismo tiempo, tendrás que poner los medios para seguir haciendo ejercicio y no recaer en este desgaste articular.
El sobrepeso, un factor a tener en cuenta –y a eliminar –
El sobrepeso sí es una amenaza para nuestras articulaciones. Con la sobrecarga, unas rodillas dañadas pueden empeorar.
El sobrepeso, además, tiene un efecto inflamatorio en los tejidos; cuando los adipocitos reaccionan con la glucosa y las citoquinas, pueden generar adipocinas, unos compuestos que favorecen la inflamación articular y que por tanto, pueden afectar a manos, rodillas o muñecas.
Para evitar el sobrepeso y la obesidad se recomienda mantener el índice de masa corporal por debajo de 25.
El hombro, una articulación compleja que también se lesiona
Numerosos deportes requieren una gran exigencia para los brazos y el hombro: la gimnasia, el balonmano, el boleibol o el tenis son actividades que pueden ir desgastando el cartílago articular. Aunque el hombro no soporta tanto peso como la rodilla, es un articulación muy compleja de la que no siembre somos conscientes. Las caídas en deportes como el ciclismo o el motociclismo derivan con frecuencia en lesiones de hombro.
Las lesiones más comunes se localizan en la unión de la clavícula con el omóplato o del húmero con el omóplato.
Además, el hombro puede estar afectado por patologías como la osteoartritis.